Pablo y Carlos se conocen desde hace
muchos años, fueron al colegio juntos, sus mamás se hicieron
amigas, y desde allí casi todos los fines de semana van a la casa
del otro, forjaron una amistad inquebrantable. Pablo es un poco
bronceado, tiene 23 años, cabello negro y liso, cara perfilada, con
unos ojos redondos marrones claros, unos labios gruesos, la nariz más
bien grande y una sonrisa que denota algunos dientes un poco
doblados, mide 1.78 mts, tiene buenos muslos pero un trasero más
bien pequeño que compensaba con un pene que erecto podía llegar a
medir 22cm, Carlos ya lo había observado en varias ocasiones, casi
siempre cuando se quedaban a dormir juntos, él dormía en ropa
interior a su lado, lo cual aprovechaba para en ocasiones levantar un
poco su calzoncillo y echar un ojo, no sin miedo de ser descubierto.
Una mágica noche que Carlos nunca olvidaría, a mitad de la velada,
mientras lo observaba dormir, el pene de Pablo se levantó formando
una carpa gigantesca, en sueños, el chico dormido se tocó el
miembro por unos segundos y volvió a subir su mano, Carlos tuvo que
pajearse inmediatamente, echando leche a borbones, la fuerza de
voluntad que necesitó para no meterse en la boca semejante bulto fue
impresionante.
Carlos tampoco es feo, es más alto que Pablo, mide1.85 cm, un poco delgado, pero su culo es gigante debido a tantos años montando bicicleta, tiene el pelo siempre muy corto, casi rapado, una cara blanca con ojos casi negros, y una sonrisa igualmente un poco torcida, si bien sus muslos y ano son gigantescos, su pene siempre ha sido pequeño, sus 13 cm erectos no satisfacían del todo sus expectativas, pero al menos era un poco grueso. Carlos siempre disfruta viendo jugar a sus compañeros de clase fútbol, cuando se pelean en broma o cuando van a la piscina y ve a esos machos presumiendo sus paquetes, él sabe que es gay y al único que se lo ha contado es a Pablo, así de estrecha es su confianza, este jamás lo juzgó y de hecho lo ha apoyado y animado a salir del clóset con toda su familia y amistades, demostrado una amistad muy sólida.
-Oye hermano, ¿por qué no hacemos
algo hoy?, mi vieja se va a quedar por fuera – le cuenta Pablo a
Carlos un fin de semana.
-Pero claro, vamos para allá- le
responde su amigo
Estaban en el parque haciendo algunas
barras, arrancan para donde Pablo, pasan por una licorería y se
llevan dos botellas de vodka, un paquete de cigarrillos, y algo de
comer, se adentran en la población donde vive hasta llegar a una
casa más bien humilde, ese día Carlos lleva un buzo ajustado negro,
una sudadera azul y unas zapatillas blancas, mientras que Pablo tiene
una camiseta blanca y unos jeans muy ajustados que dejaban relucir el
gran paquete que ocultaban debajo, si te concentrabas, se podía
distinguir el glande. Entran a la casa, ponen música y sirven los
tragos, pasan algunas horas charlando sobre sus experiencias juntos,
mientras el alcohol se va apoderando poco a poco de sus mentes, Pablo
habla sobre las minas ricas que se comió en el liceo, el cual habían
terminado hacía ya varios años, en un momento, este le confiesa a
Carlos algo que ya le había dicho anteriormente, disfrutaba de tocar
a las chicas sin que se dieran cuenta, una vez incluso le había
pellizcado las tetas a una que encontró borracha en la discoteca,
Carlos se caga de la risa, y le pregunta qué cosas le haría a una
mujer que estuviera totalmente sometida a él, probablemente
inconsciente, este le cuenta tantas perversiones calientes, que se
empalma un poco, Carlos lo nota y le sujeta el pene en forma de
juego, ambos amigos se ríen. Así siguen por un rato, cada vez más
borrachos, hasta que Carlos propone un juego, el que perdiera se
debía tomar lo que restaba de la botella de vodka de un sorbo, lo
que debían ser al menos 7 dedos de alcohol, tiran las cartas y
juegan una partida, resultando Carlos como ganador, lo que hace que
Pablo, al instante, agarre la botella de vodka y se la tome a fondo,
era ya tarde, así que en realidad no importaba.
Los chicos se levantan del suelo y van
a sus habitaciones, Pablo a la de su mamá, y Carlos se dirige a la
de su amigo, cuando un pensamiento se cruzó por su cabeza, era una
calentura extraña que lo hizo detenerse, su pene debajo del buzo
deportivo negro ajustado se empalmó, dio media vuelta y entró con
cuidado a la habitación de la mamá de Pablo, el muchacho estaba
allí tendido inconsciente, se había quitado sus jeans y estaba
tirado en la cama con las piernas abiertas de par en par en ropa
interior, llevaba un slip azul muy ajustado del que guindaba un bulto
redondo bastante prominente, habían incluso vellos púbicos
sobresaliendo de sus genitales, por debajo se observan sus muslos y
un poco sus nalgas igualmente abierta por la posición en la que se
encuentra, sus brazos estaban extendidos hacia los lados y el roncaba
sin enterarse de nada.
Sale de la habitación, observa a su amigo tirado y desnudo y se va, lamentándose porque probablemente su amistad ha llegado a su fin, pero no planea estar allí cuando se despierte.
Una hermosa historia.
ResponderEliminargracias
EliminarUna hermosa Una hermosa historia......... Espero que publiques una historia como la del ladrón y los tres hombres de seguridad o una segunda parte o una historia similar......... historia.
ResponderEliminargracias!, probablemente escriba más como esa, saludos
EliminarEso espero..... Muchas gracias, amigo mío.
EliminarWey re fuerte, aterrador jajaja
ResponderEliminarNo me imagino quedarme sin bolas
Estuvo muy bueno el relato, siempre me pongo duro al leerlos y hasta me vengo mientras lo hago
Veo que hay mas gente comentando, vas subiendo como espuma
Felicitaciones
Sí, me gusta que sean un poco aterradoras jajaja gracias por tus comentarios
Eliminar¿Vas a escribir una nueva historia o vas a ser
ResponderEliminarquiero seguir con muchas historias más, espero poder tener pronto tiempo para escribirlas, saludos
EliminarUff que gran historia si tuviera un amigo como Carlos y me revienta los huevos así no perdería su amistad no con quien puedo hacer lo mismo a el y a otros
ResponderEliminarte emborracharías solo para que te partan los huevos
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