Héctor está desesperado, hace meses que no coge, esa noche se armó de valor y además con un arma de fuego, por si el primero fallaba. No conseguía con quien bajar su calentura, no por su falta de atractivo, sino más bien por su mente perversa, el sexo consentido simplemente no lo excitaba, el hombre tiene 27 años, es bastante negro, con unos labios gruesos y morenos, sus ojos oscuros y el cabello muy rizado, casi afro, solo que está demasiado corto como para que se le haga la forma, mide 1.77cm, ancho, musculoso, con un culo exageradamente grande, hoy lleva un buzo gris muy ajustado que usa de pijama, se le marca el prominente paquete sin ningún reparo, tiene una camiseta también gris que le queda muy corta, ni siquiera se ha bañado, estuvo todo el día moviendo sus cosas hacia su nuevo hogar, al otro lado de la ciudad, esa era su última noche en su antiguo departamento, sale así vestido y con unas sandalias que dejan ver unos pies negros gigantes, camina por las escaleras del edificio
Historias en español sobre hombres pervertidos que disfrutan de partir las bolas de otros, abusar de ellos y dejarlos en su lugar. Historias muy morbosas no aptas para personas sensibles.