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Vladímir Putin Recibe su Merecido

La rueda de prensa de ese día había salido perfectamente, cientos de rusos se habían congregado en el centro de comercio internacional de Moscú para conocer cuáles nuevas medidas serían aplicadas en la madre Rusia durante los próximos años de mandato del presidente del país, Vladímir Putin siempre ha tenido un don para mover masas de personas conservadoras quienes tienen sus propias ideas de lo que significa llevar a una nación a la gloria, ante aplausos y ovaciones el blanco hombre anunció que a partir de ahora, ninguna persona podría cambiar el género biológico con el que nació, mucho menos dejaría que los homosexuales adoptaran para confundir a las nuevas generaciones, los valores ortodoxos serían los únicos que se tomarían en cuenta, pues debían como pueblo comportarse de acuerdo a los mandatos de Dios, los ojos azules del canoso macho se paseaban por todo el recinto, haciéndole sentir un poder increíble viendo las caras de victoria de sus seguidores, también sabía que afuera del edificio habían un grupo de maricas protestando en contra de sus acciones, un puñado de desviados con carteles y banderas de arcoíris resistían afuera para hacerse escuchar, el odio que sentía por esas personas iba más allá de lo común.




El hombre de 1.70 cm se levantó de la silla donde había hecho sus declaraciones, sonrió al público ampliamente y salió seguido de su séquito por un pasillo, los paparazzi tomaban fotos por donde pasaba y él se limitaba a saludar y asentir; ese día iba vestido con su acostumbrado traje formal negro muy ceñido al cuerpo, en su entrepierna se asomaba un bulto bastante considerable, el soberbio hombre caminaba con un paso decidido y la frente siempre apuntando en alto, sus zapatos negros dejaba huella allí por donde pisaban, iba pensando en lo fácil que era para los fotógrafos ir a donde él se encontrara, tal vez debiera hacer algo para evitarlo, después de todo, podía hacer lo que quisiera, para sí mismo se consideraba el rey de Rusia.

Sale por la puerta principal aún acosado por decenas de personas entre admiradores y fotógrafos, dio una última seña de despedida antes de entrar en su limusina, se sentó y a su lado se ubicaron uno de sus consejeros y un guardaespaldas que siempre lo acompañaba.




-Excelente discurso el de hoy señor – le comunicó su asesor, un alto hombre blanco también con un traje negro ajustado.


-Lo sé Vladislav, hoy he marcado lo que podría quedar en la historia al ser uno de los días más importantes en nuestra patria – respondió seriamente Valdimir Putín.


-Pronto nuestra ideología será incuestionada, y con usted al mando del país, estaremos seguros ante los ojos de Dios por muchos años más, brindo por eso – finalizó Vladislav Surkov, un hombre que debía tener la misma edad de Putin, con una cara un poco regordeta y cabello castaño con muchas canas muy corto.




El presidente se quedó mudo durante unos minutos, pues justo en ese momento, la limusina cruzaba hacia la otra esquina, y la visión de esa calle mermó el ánimo del mandatario, un grupo de manifestantes tenía trancado el paso, conforme el auto se acercaba a las personas, Putin pudo leer algunos de los letreros en los que estaban escritas palabras como “Homofobia”, “Políticas anticuadas” y “Dictador”, la mirada del hombre se transformó en un pozo de odio profundo, su rechazo hacia los homosexuales era difícil de medir, y más con este tipo de comportamientos, entre la multitud habían personas con poca ropa, travestidos y desviados, esto era demasiado, tenía que parar. Putin toma su celular y realiza una llamada al director de la policía.


-No puedo permitir esto, es tu trabajo solventar estas situaciones, no me importan qué hagas, apártalos de mi camino – finalizó Putin colgando el teléfono inmediatamente sin ni siquiera darle tiempo al pobre hombre de responderle algo.




La orden se cumplió al pie de la letra, al instante la fuerza de seguridad del estado arremetió contra las personas allí reunidas, disparos de perdigones, porrazos y golpes fueron las respuestas de los policías ante los maricas, Vladimir y Vladislav no pueden contener una risa y se miran como niños uno al otro, observan por la ventana como a una pareja de gays los arremetían terriblemente a golpes entre 4 oficiales, también le divierte enormemente ver como a un transformista lo arrastran de su peluca por media calle; entre toda la revuelta sin embargo, sucede algo fuera de lo común, un grupo de manifestantes tapan la vía de la limusina con el auto de seguridad que está adelante en la caravana, mientras que varios oficiales cubren por detrás el auto tratando de reducir a un grupo de jóvenes con pancartas, el chofer no tiene otra opción que detener la marcha.



De repente, un puñado de manifestantes se ponen unas mascarillas en su cara, son al menos 10 hombres que comienzan a sacudir de un lado a otro el automóvil del mandatario, dos guardaespaldas son repelidos por la multitud, esta es la primera vez que el Ruso siente un poco de nervios.


-¿Qué haces ahí sentado? Haz algo idiota – le dice a su guardaespaldas que iba sentado al frente de él.


El muchacho tiene cara de asustado, es un hombre joven de 29 años pero lleva varios años trabajando para el gobierno, es alto y bastante grueso de hombros, con piel muy blanca y cabello negro, sus ojos azules muestran algo de miedo, pero su cargo es más importante, el tipo abre la puerta del auto y saca su arma disparando hacia el cielo, al momento todos los manifestantes se alejan del automóvil, el chico sonríe victorioso al igual que los dos hombres sentados adentro, pero su felicidad dura poco, Vladimir Putin observa horrorizado como de la nada regresan tres hombres con máscaras y rodean a su guardaespaldas, quien apunta con su arma al más cercano de los tipos, pero no es lo suficientemente rápido, uno de los hombres levanta su pierna desde detrás del varón y lo patea en sus testículos, alcanzando su parte más vulnerable, el chico suelta el arma y cierra sus ojos, inmediatamente los otros dos enmascarados lo sujetan por los brazos mientras el primero lo pateaba otras cinco veces en el mismo lugar, justo en el medio de sus piernas desde atrás, el guardaespaldas en traje emite gritos de dolor con toda la fuerza de sus pulmones, hasta que lo sueltan y queda en posición fetal en el suelo tapándose sus bolas.




Antes de que pudieran hacer cualquier cosa, varios manifestantes se meten a la limusina, uno de ellos abre la puerta del conductor, agarra al moreno hombre de su paquete y lo arrastra desde él hacia afuera del auto, le da un rodillazo en la entrepierna que lo deja vencido y se mete al auto, mientras tanto, en el puesto de pasajeros son 6 los que se meten, moviendo a un lado a Vladimir Putin y a Vladislav Surkov, quedan todos muy apretujados, el conductor pone en marcha el vehículo y es así como secuestran a los dos machos rusos, en cuestión de minutos.


...


El viaje de los ahora capturados gobernantes de Rusia fue agresivo, por la ventana Putin observaba como las calles se volvían cada vez más antiguas, se adentraron en un antiguo camino lleno de vegetación, no entendía cómo esto podría estar pasando, todo su equipo estaba lleno de expertos y aún así, un grupo de niñatos había logrado llevárselo, es inimaginable, pero no sentía miedo.




Son tres los enmascarados que sujetan a Vladimir Putin, y no solo eso, le pasan sus manos por todo su cuerpo, metiéndola por entre sus ropas, tocando sus nalgas circulares, sobando su paquete y sus tetillas por encima de su camisa, lo sujetan fuertemente y lo obligan a mantener su cara hacia adelante, para disfrutar del espectáculo que hacen con su amigo y compañero Vladislav, al desgraciado asesor también lo manosean por encima de sus ropas, pero antes de que pudiera hacer cualquier cosa, los otros tres hombres que se metieron al auto comienzan a desnudarlo, el apuesto hombre mayor se encuentra desesperado, intenta zafarse pero no lo logra, y en un momento, le comienzan a golpear las pelotas fuertemente entre dos de los secuestradores, mientras que el tercero le mete un dedo por el hoyo de manera muy agresiva, al mismo tiempo también lo lamen y abrazan, como si fuera un amante. Para cuando se aburren, levantan Vladislav y lo sientan desnudo en las piernas de Putin, entre risas y comentarios hirientes, los obligan a besarse durante el resto del camino, mientras siguen manoseando a Putin por encima de su traje. La limusina se detiene en un garaje de una casa abandonada en el medio de la nada, los seis hombres abren las puertas del vehículo y sacan a los rusos, Putin casi se cae al salir, observa hacia adelante mientras lo llevan sujeto hacia adentro del hogar, cuando de repente escucha un disparo detrás de él, un grito ahogado de Vladislav fue lo último que oyó Vladimir antes de adentrarse en la oscuridad.



...




Adentro de la casa habían un grupo de al menos 20 personas, todos vestidos con túnicas negras y enmascarados, Vladimir Putin es llevado por entre el medio de estas personas quienes comienzan a gritarle y tirarle cosas a medida que va pasando, de entre la multitud un hombre se acerca a él y le da un apretón de bolas al patriarca ruso, los 6 hombres que lo llevaban desde la limusina se detienen solo para que aquel desconocido pudiera seguir apretando los huevos del macho, Putin siente un dolor punzante en ambos de sus testículos, cada vez la mano se cierra más en su bulto, reduciendo el espacio entre las palmas y su traje negro que no era suficiente escudo ante ese tremendo agarrón de pene, finalmente lo suelta y la marcha prosigue, solo que ahora todos los presentes golpean como pueden la entrepierna del presidente, patadas, objetos, rodillazos, incluso un hombre se acercó y lo mordió rápidamente en el miembro antes de retirarse, ante las carcajadas de sus compañeros, finalmente ubican a Vladimir en el centro de la sala, lo amarran con las piernas abiertas, luego le bajan los pantalones, ante la vista de todos, uno de los 6 enmascarados habla:


-Aquí estamos reunidos, para ver la caída de este régimen, luego de años de preparación, hoy podremos decir que acabamos con la masculinidad de este sujeto – grita y todos los oyentes gritan y lo victorean – ¡Que pase el verdugo!- grita, al momento se abre una puerta al otro lado de la sala y un gigante de al menos 2 metros sale de ella, es un hombre enorme pero bastante amanerado, se le nota por su manera de moverse y actuar, entre sonrisas se coloca al frente de Putin.

Lo primero que hace el gigante es darle un fuerte puntapié en los ya morados genitales del ruso, quien mira con cara de odio a cada uno de los presentes y no puede contener las lágrimas, el hombre grande se pone detrás de Putin, se baja sus propios pantalones y deja ver un pene de 25 cm de largo, gordo y oloroso; con su mano empuja a Putin hacia adelante, dejando ver sus pálidas nalgas y su hoyo cerrado, sin ninguna delicadeza le mete el pene al gobernante, este grita desgarradoramente y pone los ojos en blanco, su culo virgen se abre paso ante el enorme miembro que lo destroza por dentro, haciéndolo sangrar, es violado durante 15 minutos ante la mirada alegre de la audiencia, finalmente todo termina, el enmascarado que había presentado al violador hacía minutos se acerca con una bandera, la levanta y luego introduce el asta de ella por el recto de Vladimir Putin, quien da su último aliento y queda allí amarrado, desnudo, con las bolas destruidas y una bandera rusa enterrada en su culo.




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