La secundaria es una época que nunca se olvida, se sabe que existen los que triunfan en ella; los chicos guapos, con actitud, que enamoran a las chicas y son los machos alfas entre sus compañeros, así era Joan, el típico galán de secundaria, con el cabello castaño claro, una cara de niño bueno engañosa, labios perfectos, y lo mejor, un culo enorme, acompañado con un gran bulto que su pantalón azul marino apretado del uniforme nunca lograba ocultar, no era tan alto, lo que lo hacía ver un poco más fornido que sus compañeros, a sus 17 años ya era el hombre perfecto, excepto por su forma de ser, el respeto y amor que le tenían algunos de sus compañeros populares por su osadía no era compartida por todos, quienes lo consideraban presumido, egocéntrico y sobre todo muy violento, el típico wueon idiota.
Al menos así lo consideraba Jon, quien estudiaba con él desde hacía años y secretamente estaba enamorado de Joan, solo que ese amor podía fácilmente confundirse con odio, ya que el machito solo notaba su existencia al meterse con él, pues Jon era aún más bajo que Joan, flaco, pero con una cara linda de adolescente, solo 15 años tenía, a pesar de ser del mismo curso. Desde siempre había tenido que soportar sus burlas, esto llegó a un extremo un día que en el baño de varones, Joan se acercó a Jon por detrás mientras este orinaba pensando en sus cosas, y sin previo aviso, haló los calzoncillos blancos de Jon con una fuerza brutal, estos se estiraron haciéndose casi un hilo que rosaba el hoyo de Jon de manera dolorosa, sin embargo, si no hubiera sido por la vergüenza que sintió, hubiera sido casi excitante.
Pero Jon no era del todo ahueonao, tenía una malicia innata nada propia de su cara de pendejo, y por si fuera poco, contaba con dos fieles seguidores, sus únicos amigos y con los que todos pensaban, mantenía una relación. Uno de ellos era Enrique, un muchacho moreno y alto, con una cara propia de afrodescendiente, y un cuerpo espectacular, sin esfuerzo, Enrique mantenía siempre unos cuadritos en su abdomen, músculos marcados, y lo mejor un trasero duro, firme y grande, que se veía aún más grande con ese maldito uniforme, Jon siempre quiso probar ese culo, pero Enrique era heterosexual, y no solo eso, su personalidad era muy extraña, fanático del ánime y de las películas coreanas, no tenía nada de suerte con las mujeres. El segundo seguidor, Josep, no daba nada a desear en ningún sentido, no porque fuera del todo feo, su tez blanca y cara regular, eran cubiertas con grandes anteojos y unos frenos brillantes, su cuerpo delgado era muy torpe, se caía cada dos segundos, y Jon tenía serias dudas de que pudiera sentir placer sexual, o alguien por él en todo caso, sin embargo era el que más tenía razones para llevar a cabo el plan, Joan siempre se metía con él, lo empujaba, le pegaba y se burlaba de su forma de ser, pero esto acabaría pronto.
El día en el que llevarían acabo el plan ideado por Jon amaneció brillante, todos fueron al colegio como normalmente, pero estos tres nerds iban preparados para algo más. Enrique haría cualquier cosa por Jon, y Josep era fácilmente manipulable, igualmente su trabajo era el más sencillo, por obra del destino, se encontró con Joan en el pasillo. Ese día su bulto se veía aún más apretado en su pantalón.
-Oye dice el profesor Javier que vayas al depósito de la cancha, sígueme- Nadie desconfiaría de un pendejo como Josep, después de todo, el profesor Javier ya le había mencionado a Joan que necesitaba hablar a solas con él sobre el equipo de fútbol, eso había escuchado Jon en un pasillo-
-Ya cuatro ojos, te sigo, pero camina rápido que ya todos entraron a clase - respondió Joan
-No te preocupes, si a alguien le preocupa abandonar la clase es a mi, jejeje – respondió Josep mientras se reía torpemente-
Caminaron hasta la cancha y bajaron por las escaleras, debajo estaba el depósito que usaba el profesor de deporte como oficina, solamente que en esta oportunidad, no era ese profesor el que esperaba a Joan, a penas entro por la puerta, Jon, que estaba oculto detrás de ella, usó toda su fuerza para levantar su pie hasta la entrepierna del macho abusador, hundiendo desde detrás su pie en esos órganos que tanto había esperado por tocar, vio como el bulto donde debían estar sus testículos hediondos se aplanaba contra su trasero y pelvis como si fueran de goma. El guapo Joan cayó inmediatamente al piso, se agarró sus bolas con ambas manos, dándole a Jon una exquisita vista de su trasero y en el medio sus dedos tomando sus bolas lastimadas, arrodillado en el suelo, indefenso, su cara se puso roja; Enrique apareció de la nada y lo levanto del piso, era sorprendentemente fuerte, tanto así que pudo quitarle las manos a Joan de sus genitales, sujetarlo por ellas, levantarlo del piso, y clavarle tres rodillazos seguidos en su pene y testículos, al soltarlo este cayó como un muñeco de trapo, en posición fetal, tosiendo y sujetándose las bolas.
-No eres tan malo ahora verdad imbécil, vamos Josep ¿Qué esperas? Dale a este culiao lo que merece- dijo Jon.
Josep miró como la hombría de Joan había desaparecido en un segundo, ya no era el acosador que tanto lo había molestado, ahora era un patético machito deshuevado, pero le dio lástima.
-Deberíamos parar- Dijo Josep.
-Puta weon, que hablais, ándate, ya sé, quitémosle la ropa- Dijo Jon
Enrique en dos segundos tomó a Joan que no podía ni moverse y rápidamente le quito la camisa beige del uniforme rompiéndosela, mostrando unos pechos trabajados y un abdomen plano y esbelto, que el fanático del ánime no dudo en golpear con sus puños grandes y negros, además de apretarle las tetillas fuertemente y clavarle un último rodillazo en los huevos, que lo dejó arrodillado en el piso.
-Déjenme en paz cabrones, les daré una paliza, ya verán – decía Joan que seguía rojo del dolor.
Jon tomó las manos de Joan quien estaba muy débil todavía para hacer algo, mientras Enrique con una bestialidad increíble le quitó los pantalones azul marinos y el interior blanco, dejando emanar un olor a culo y sudor que eran como droga para Jon, Su pene era espléndido, grande y grueso, sus bolas ya moradas eran inmensas, esta imagen empalmó a Jon al momento y lo desconcentró por un segundo, momento en que Joan casi consigue escaparse usando el fuego contra fuego, se levanta con gran esfuerzo, y con sus fuertes piernas torneadas por la bicicleta y el fútbol, se zafan y logra alcanzar con el pie a Enrique, aplastando el pene del negro con todas sus fuerzas, Jon notó en un segundo a través del pantalón ajustado que debía ser un miembro abominable, al menos debían ser 17 cm flácido, gordo, y al parecer muy sensible, pues arrodilló inmediatamente al fuerte adolescente, una segunda patada del Bully alcanza justamente en el testículo izquierdo de Enrique, Joan se hubiera podido escapar si no es porque el negro lo toma por las bolas y comienzan ambos a apretarse los huevos, momento que Josep aprovecha para tomar una escoba que esta a su lado y enterrársela en la entrepierna.
-Esta la pagas- dice Enrique, quien se levanta con mucho esfuerzo y toma la escoba- sujétenlo bien-
Josep lo toma por las manos y Jon por las piernas, separándoselas muy bien, Enrique escupe el palo de la escoba y se lo entierra por el ano al macho que tanto tiempo le hizo la vida imposible. Joan grita.
-Tápale la maldita boca- grita Jon
Josep toma un trapo sucio a su lado y se lo mete en la boca a Joan, mientas este lloraba e intentaba zafarse ya sin fuerzas casi.
Enrique sigue empujando cada vez más profundo la escoba por el culo gigante de Joan, mientras sus bolas moradas cuelgan debajo, luego lo saca y lo mete, lo saca y lo mete, primero despacio, luego muy velozmente, fácilmente pudo introducir 25cm de ese palo en el recto del presumido muchacho que tenía al frente.
Jon no aguanta más y se saca la polla, masturbándose mirando como ya Joan sin ninguna fuerza era penetrado por Enrique con el palo de la escoba, mientras Josep con las gafas torcidas lo sujetaba llorando. Jon acerca su miembro y le pega con él en la cara al bravucón, era un pene no muy grande, de 15 cm, pero que dejaba salir mucho líquido pre seminal en la cara y boca de Joan, mientras se pajeaba, algo mágico sucede, Joan y Jon acaban al mismo tiempo, la leche brota del pene de ambos como si hubieran abierto una llave. Los muchachos lo visten, y dejan al acosador que tanto tiempo fue el malote del liceo, tirado en el suelo, con el culo destruido y las bolas aplanadas.
Comentarios
Publicar un comentario