Una mañana, el pervertido profesor había dividido a las chicas y chicos del curso, a ellas las envió a la biblioteca para realizar un trabajo teórico sobre el fútbol, mientras a ellos los envío a jugar un partido, prometiendo que la semana que viene los intercambiaría, los 12 chicos de entre 17 y 18 años del último curso siguieron excitados al profesor hasta la cancha, jugando y charlando relajadamente durante todo el camino, todos llevaban el uniforme para deporte que consistía en unos buzos muy ajustados, y una camiseta blanca, la mayoría eran pendejos inquietos y mal portados, propio de esa edad, muchos no habían lavado el uniforme, o habían jugado ese mismo día ya algún partido, el olor a sudor, testosterona, y colonia impregna el aire, llenando la cabeza del profesor Leon de un calor difícil de controlar. Al llegar a la cancha los sienta a todos en círculo, y les explica que deberán oler un frasco que trajo, una especie de estimulante que les dará energía, lo saca su bolsillo, y se lo da al primer estudiante que tiene al lado, un alto chico blanco con cara de ángel y cabello rubio, este aspira su dosis y se lo pasa al siguiente, así, hasta llegar al moreno con los brazos muy grandes que estaba de último, este huele y sonríe.
-huele bien- anuncia, riendo el moreno con una dentadura perfecta.
-A ver si con eso te puedes coger a tu novia sin que se te achique – le dice un pelirrojo al otro lado, sentado con las piernas abiertas dejando ver un bulto enorme debajo de su buzo rojo.
-Jajaja ya todos lo sabemos Enrico – se ríe un chico muy grueso sin llegar a ser gordo que estaba al lado del pelirrojo.
Enrico piensa en responder, pero de repente su mente se queda en blanco, es lo último de lo que se entera por el momento.
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León recorre el círculo pisándoles las entrepiernas y pateando el bulto de cada uno de los pendejos para comprobar que su droga había funcionado, todos los machitos tenían una fuerte erección, además sus bolas se habían puesto el doble de grandes, al pisar los miembros de los chicos, el profesor va descubriendo diferentes tipos de penes, la mayoría grandes y gordos, algunos más normales, y dos penes algo pequeños; les pasa su propio pene por la cara, los cachetea con él y a los que les parecían tiernos les metía su miembro mojado a través de los labios, estos no se podían resistir y hacían todo lo que su amo les dijera, los obligó a que se pusieran todos en cuatro y se expandieran las nalgas, pasando por cada uno de ellos y oliéndoles el culo, a los que olían bien o a colonia, les bajaba el buzo y les lamía el ano, penetrándolos además con los dedos, masajeando sus próstatas mientras sus erectos penes apuntaban hacia sus cabezas, cuando lamió el culo del rubio con cara de ángel, este gemía y movía su trasero en círculos excitado, al igual que hizo otro más pequeño y delgado que tenía pinta de mujer; por otro lado a los que olían a culo, a sudor o a macho, que fueron al menos 8 de ellos, les bajaba igual el buso pero en vez de satisfacerlos, les propinaba fuertes patadas en sus testículos y hoyos, mientras estos se doblaban del dolor, pero volvían a su posición inicial en cuatro para satisfacer a su maestro, al pelirrojo y al chico grande y ancho que andaban juntos les olía tan fuerte su trasero, que Leon los tomo a los dos al mismo tiempo de sus testículos, los retorció y haló hacia abajo fuertemente, ambos chicos cayeron al piso, pero se incorporaron rápidamente, así que el profesor los mandó a que se hicieron un sexo oral en forma de 69, el pelirrojo se puso debajo del grandote, y comenzó a chuparle el igualmente gigante pene, mientras este le chupaba un culo lleno de vellos pelirrojos, así los dejó durante todo el resto de la clase. Enrico, el moreno musculoso con el cabello corto y un aro en la oreja, era el favorito de Leon, este bajó y olió su culo, pero lamentablemente, ya que había estado jugando fútbol todo el día, se le sintió el aroma a sudor y testosterona, e incluso algo de semen que venía de su pene, Leon enojado le propina tal patada en la entrepierna al chico sin siquiera bajarle el buso, que este se levanta unos centímetros del suelo, el pie contra su bulto envía los oscuros testículos hacia su pelvis, el dolor del machito es tal, que aún con el sedante que recibió grita, a lo que Leon reacciona tapándole la boca con una mano y bajándole el buzo con la otra, el chico se tranquiliza y el profesor aprovecha para bajar la cara a su culo, escupirle el ano, lamerlo en forma circular por su hoyo, y luego introducir su gran pene de 20 cm por el ano del jovencito, un moreno de 29 años montando a otro moreno de a penas 18, ambos con vergas largas y apetitosas, el profesor mueve sus caderas cada vez más rápido, mientras el chico gime un poco de dolor y un poco de satisfacción, el profesor está a punto de acabar cuando por detrás alguien le pone el frasco con droga en su nariz, tapando sus orificios nasales con él, el profesor de gimnasia cae al suelo semi inconsciente.
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Tuvieron que pasar dos horas más hasta que todos los chicos estuvieron otra vez en sí mismo, excepto por el chiquillo delgado y maricón que había visto la droga en el suelo y se había acercado al profesor por detrás para ponérsela contra su nariz, pese a haber disfrutado la chupada de ano que recibió, no consideraba del todo correcto lo que hacían, solo que al ver a todos sus abusadores pero apuestos compañeros de clases en el suelo con sus pantalones abajo, y el profesor desnudo con su pene erecto todavía dentro del culo del adolorido Enrico, decidió esperar a ver que pasaba y fingió estar igual de inconsciente que el resto de sus compañeros, no sin antes tocar los genitales y culos de los que le gustaban y pisar las bolas de los que se metían con él, que eran los mismos.
Los chicos al despertar perdieron los estribos, se acercaron al profesor, lo separaron del moreno adolescente al que había montado de último, quien quedó en el suelo sobándose su hoyo y llorando; los chicos arrancan a pedazos la ropa del docente, entre 8 de ellos lo alzan, y los otros tres se encargan de torturarlo, el delgado pelirrojo toma ambos testículos del macho y los aprieta fuertemente, este grita, los adolescentes sabían por experiencia propia que si bien la dosis de esa misteriosa droga había dejado fuera de combate a Leon, todavía sentía dolor y placer al mismo nivel, el malvado pelirrojo aprieta con diferentes grados de fuerzas los gordos y negros testículos del profesor, las pequeñas manos hacían contraste con semejantes par de huevasos, pero eran tan sensibles, que hasta el tacto de este debilucho adolescente, era capaz de hacer sufrir inimaginablemente al musculoso y poderoso Leon, el chico ancho amigo del pelirrojo, tomó las tetillas del profesor y las estrujó fuertemente, mientras este otro seguía trabajando en sus testículos, por su parte, el rubio hermoso se paró encima de la cara del profesor y se sentó en su boca, ordenándole que le siguiera lamiendo el culo, el varón obedece y le da un beso negro al chico, quien mueve su ano en la cara del profesor con cara de satisfacción.
Todos los chicos sujetan al profesor, el cual cae al suelo fuertemente, y observa como los 12 adolescentes comienzan a quitarse la ropa, la droga todavía causaba un fuerte deseo sexual en ellos, el profesor mira extasiado como se empiezan a tocar y satisfacer, observa empalmado a dos chicos blancos con el cabello negro y ojos azules, los galanes del curso, quienes se besan apasionadamente mientras el pequeño afeminado y delgado arrodillado, los rodea con sus manos y les mete dos dedos a cada uno de sus grandes y redondos anos, mientras con su lengua les lame los penes que se tocan en la punta, el sueño del marica del salón se había vuelto realidad,; al mismo tiempo dos grandulones habían tomado a un chico alto y moreno con el culo y el miembro enormes, así como sus bolas, uno de los grandotes se pone por detrás y otro por delante, y comienzan a patearlo en la entrepierna tomando turnos, primero el de adelante, el cual propinaba puntapies en el pene, que se levantaba con cada impacto, una de las patadas le alcanzó en el glande, mientras el otro chico super desarrollado lo pateaba por detrás justo en los protuberantes y gordos testiculos, una y otra vez mientras el masculino joven grita y se intenta mover de allí, pero estos osos se lo impiden empujándolo de nuevo al medio, el pelirrojo y el chico ancho estaba otra vez enfrascado en un erótico 69, mientras un negro con rastas penetraba al putito rubio desesperado por pene, al mismo tiempo que se lo chupaba a otro rubio delgado y definido que tenía cara de extásis.
Leon estaba en el cielo, sentía que iba a acabar viendo la escena sin ni siquiera tocarse, su calentura le llena los huevos de leche, e intenta levantarse para disfrutar del paraíso, pero en vez de eso, una potente patada en sus negras bolas hace que un chorro de su propio semen salga disparado hacia su abdomen, otro puntapié en sus lastimadas gónadas termina de hacerlo acabar como nunca antes, un chorro de líquido blanco llena su torso, pero la tortura no se termina allí, Enrico finalmente se había reintegrado, el alto y fornido adolescente latino, con un aro en una oreja y cara de imbécil, continúa pateando al profesor de deporte en sus magulladas bolas una y otra vez, acostado en el piso sin oportunidad de moverse, al menos dos patadas lo alcanzan en el área entre su ano y testículos, haciéndole doler la próstata, produciéndole un terrible dolor, ganas de orinar y un nudo en el estomago, Leon tose y se intenta levantar, solo puede mover un poco su cuello cuando la rodilla de Ernesto se deja caer sobre su entrepierna, aplastando sus bolas contra el suelo, presiona cada vez más fuerte, mientras el macho abre los ojos, hasta que finalmente un sonido de PLOP! Se escucha y la sangre comienza a brotar de la entrepierna del docente, sus testículos habían salido disparados a varios metros de él, el pervertido profesor se desmaya y se despierta horas después en el hospital, castrado y con muchas respuestas que dar.
Una historia muy bonita y lo más bonito es que me explotan los testículos el maestro maduro
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